"La dificultad no debe ser un motivo para desistir sino un estímulo para continuar"

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31 Un cielo distinto

UN CIELO DISTINTO El crepúsculo asomaba, cerníase la noche… Los colores perdían fuerza, la luz teñía de visón, en homogéneos tonos, sin brillos ni derroches, y el hada, cansada, se puso el camisón. El Pastito parecía, alfombra deprimida, y el lago fresco, sus aguas oscurecía. Los duendes, bailando, marchaban a sus guaridas, mientras la floresta, en silencio, estaba dormida. La Rosa inquieta, había notado del cielo, un brillo distinto… a una nueva estrella. Parecióle muy brillante, preguntando con anhelo, al hada, quien a su lado, le habló de Ella. La Rosa, emocionada, conoció de Belén, su historia, y supo de burros, vacas, y pastores, del Pesebre, y la Sagrada Familia en su memoria, y de regalos bellos, hechos por orfebres. Plata, incienso, mirra y oro, El Niñito, había recibido como regalos. Aprendió por el hada, sobre el tesoro, que tres Reyes Magos, llevaron como halago. La rosa, encantada, más roja carmín, pensó en la tradición que el hada le contara. Miró hacia abajo, al piso del jardín, notando, muchos zapatitos que esperaban. Alzó su mirada tierna, hacia la Estrella del fulgor, pensando emocionada, en los zapatitos de su amor. Un sobresalto, dio al descubrir, unas guillerminas, prestas al regalo recibir. Quiso llamar a Peucoalhué, para preguntarle, qué deseaba, a los Reyes Magos pedir…. Y movió sus pétalos tersos, y anunciarle, que ella también quería, un souvenir. Mientras el vergel, dormía en pleno descanso, la Rosa no podía, lograr su sueño. Era una noche distinta, de remanso, donde cada zapatito, esperaba con su dueño. La Rosa preocupada, pensó en su halcón, por sus guillerminas, puestas a sus pies. Entonces, los Reyes, llegarían a su balcón, tenía como remedio que dormir, contando lento hasta diez. Despertó por cosquillas, suaves entre pico y plumas, encontrándose del halcón, con su mirada, sintiendo, que esa mañana, de pura fortuna, cada zapatito, le dejaba azorada. Sobre los de peucoalhué, y los suyos también, una canastita repleta, de corazoncitos y besos, rosaditos, carmín y plumas de embeleso, llenaban de júbilo, el día de Reyes… ¡Amor y bien! Renée Escape

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